Simón Bolívar marca nuestro punto de partida.
“El nuevo mundo debe estar constituido por naciones e independientes unidas entre sí por un cuerpo de leyes con lo que regulen sus relaciones exteriores”, decía el insigne libertador ante la preocupación que le embargaba de cimentar una base firme la idea de solidaridad continental. Bolívar había redimido pueblos y creado naciones; pero su clarividencia hombre genial la había hecho ver que eso no basta asegurar la felicidad de los nuevos Estados. Y he ahí que de esa intuición nacieron los propósitos de grandeza política después iban a sellar para la posteridad la inmortalidad del genio.