El espectador tomo uno
- Madrid: Artes de la ilustración, 1921.
- 260 p; 17 cm
Un libro - según definición del autor - pasa por zonas espirituales donde no brota una sola idea, el lector debe contentarse solo con leer pues las reflexiones de la obra escrita que se parezca a una revista. Es una obra íntima para lectores de intimidad, que no aspira ni desea un gran público, pues se presenta como aventuras personales del autor.