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044 _cCH
100 _aAquino, SantoTomas de
245 _aTeodicea
260 _aSantiago de Chile:
_bErcilla,
_c1938.
300 _a264 P.
_c18 cm.
490 _aColeccion Amauta -Todos los tiempos, todas las culturas
520 _aLa teodicea agustiniana es un tipo de teodicea cristiana designada para responder al problema del mal.[1]​ Como tal, intenta explicar la posibilidad de un dios omnipotente y omnibenevolente en medio de evidencia de mal en el mundo. Distintas variaciones de estas teodicea han sido propuestas a lo largo de la historia, pero normalmente afirman que Dios es perfectamente bueno, que creó el mundo de la nada y que el mal es el resultado del pecado original de los humanos. La entrada del mal en el mundo es generalmente explicada como el castigo por el pecado y su continua ocurrencia se debería al mal uso del libre albedrío por los humanos. La teodicea agustiniana sostiene que Dios es perfectamente bueno y que no es responsable del mal o del sufrimiento.[2]​ San Agustín de Hipona fue el primero en desarrollar la teodicea. Rechazó la idea de que el mal existe en sí; en cambio, lo consideró como una corrupción de la bondad, causada por el abuso del libre albedrío por parte de la humanidad.[3]​ Agustín creía en la existencia de un infierno físico como un castigo por el pecado, pero afirmó que aquellos que elegían aceptar la salvación de Jesucristo irían al cielo. Santo Tomás de Aquino, influido por San Agustín, propuso una teodicea similar basadas en la idea de que Dios es bondad y de que no puede haber mal en él. Creía que la existencia de bondad permite que el mal exista por culpa de los humanos. Agustín también influyó en Juan Calvino,[4]​ quien apoyó la opinión de Agustín de que el mal es el resultado del libre albedrío y argumentó que el pecado corrompe a los humanos, que requieren de la gracia divina para una guía moral.
650 _aOrden, origen, fe
653 _aVerdad y Dios
942 _2ddc
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